cnjdscndjskcjdscjdsc

Recuerdo bien que por la misma época en la que estaba aprendiendo a cocinar, un grupo de amigos me invitó a jugar tejo. Yo acepté sin pensarlo; de algo me tenía que servir lo aprendido cuando mi papá nos llevaba a almorzar al Piqueteadero Cundinamarca en Cali para disfrutar un cucucho con espinazo acompañado del estallido de la pólvora que caracteriza a este entretenido deporte criollo. El tema es que subestimé a mis compañeros e ignoraba que todos estaban equipados con su propio tejo (disco metálico muy pesado) y me recomendaron llevar el mío. Por supuesto como dentro de mis prioridades en la vida no está tener mi propio tejo, tuve que echarle mano a lo más parecido que tenía: unas galletas de avena que me quedaron tan duras que servían para partir panela o reventar unas cuantas mechas. Ese día gané pero la tristeza de saber que había sido gracias a mis galletas fallidas, no me dejó disfrutar mi triunfo. Fue así como me propuse mejorar mi fórmula y como nacieron estas preciosuras de avena y manzana que harán que en tu boca estallen todas las mechas del sabor.

Para 12 galletas medianas

1. tritura en la licuadora 1 taza de avena en hojuelas sin que quede hecha polvo.

2. mezcla en un recipiente grande: la avena triturada, 3/4 de taza de harina de trigo o la que prefieras (yo usé de coco), 1 cucharadita de polvo de hornear, 1 1/2 cucharadita de canela en polvo, 1/3 de cucharadita de sal marina y una pizca de nuez moscada en polvo.

3. aparte mezcla 3 cucharadas de mantequilla sin sal derretida, 1 huevo y 1/2 taza de miel de abejas o miel de maple.

4. Mezcla los sólidos con los líquidos y agrega 1 manzana verde pelada y picada en pedazos pequeñitos. Revuelve bien, arma bolitas y lleva a la nevera durante 30 minutos.

5. Precalienta el horno a 180 C, pon las bolitas en una bandeja para horno y hazles un poco de presión para formar las galletas

6. hornea durante 20 minutos aproximadamente y ya está!

Por mi vida han pasado grandes maestros que me han iluminado con su sabiduría. 
Algunos han llegado en forma de frases motivacionales como la famosa: "Tranquila mamita que al que le van a dar le guardan" de Coehlo o la no menos conocida máxima de Mandela: "Cada quien hace de su culo un candelabro"; pero para ser sincera nadie me ha enseñado tanto como la torta de piña que preparé hoy.
Su historia de superación es realmente inspiradora. Minutos antes de entrar al horno ella estaba convencida de que se convertiría en un bizcocho perfecto y esponjoso. Claro, no contaba con que su creadora usaría un par de aros para hornear que debido a un pequeño desajuste dejaban escapar el 50% de la mezcla a medida que se horneaba. ¿El resultado? dos tristes y chupadas capas de torta que distaban mucho de su imaginario.
Se miraron al espejo y con el ojo encharcado le dijeron a su creadora: "feo es el que feo se siente, así que encarámanos una sobre la otra, haznos un relleno cremoso y tómanos una foto". Hoy, es conocida como la Nick Vujicic (ya te vi googleando) de las tortas. Porque a pesar de las dificultades, siempre se le puede poner dulzura a la vida.
*Todo este cuento para contarte que me quedó muy fea pero sabe tan increíble que vale la pena la receta, eso sí, con un buen molde.

Para 4 sensei:

1. Precalienta el horno a 180 C. 

2. Bate con una espátula en una recipiente grande o en una batidora 1 taza de mantequilla a temperatura ambiente con 1 taza de panela en polvo o de azúcar morena hasta que se incoporen muy bien.

3. agrega uno a uno 4 huevos y continía batiendo. Añade 1 taza de harina de trigo, 1 cucharadita de polvo de hornear, 1 cucharadita de esencia de vainilla y 1 1/2 taza de piña fresca partida en trocitos pequeñitos. Revuelve bien.

4. Vierte la mezcla EN UN BUEN MOLDE mediano y hornea durante 35-40 minutos o hasta que al introducir un palillo este salga completamente limpio.

5. Sirve acompañada de una crema dulce. Yo batí un poco de queso crema con azúcar y limón y estuvo!

Tengo un placer morboso. Leer las historias de esas personas que alguna vez fueron rechazadas en la vida y hoy pueden llamar a sus progenitoras y decirles: ¡mamá estoy triunfando! 
Me gusta imaginarme a J.K. Rowling cubriendo con un pañuelo una bocina de teléfono (yo sé, mucha telenovela en los 90’s), llamando a cada uno de los editores que le dijeron “no” y gritándoles con emoción: ¡mirá de quién te burlaste Barney!
Como también sueño con que ese que le dijo: “no eres tú, soy yo”, a un ansioso brócoli que lo miraba con ganas en el supermercado, un día le suplique a estas maravillosas albóndigas preparadas con este ingrediente, que les deje darles una mordidita y ellas, muy dignas, le digan que ya es demasiado tarde para esa pruebita de amor. 

Para 2 incrédulos:

1. En un procesador tritura dos tazas de arbolitos de brócoli. Una vez parezcan migajas, llévalos al microondas por 5 minutos. 

2. En un recipiente grande mezcla el brócoli, 3 huevos, 4 cucharadas de queso parmesano, 4 cucharadas de miga de pan o de panko, sal y pimienta al gusto, media cucharadita de comino en polvo y orégano. 

3. Mezcla bien todo, arma albóndigas con las manos, ponlas en una bandeja engrasada y llévalas al horno precalentado a 200 C durante 20 minutos aproximadamente. 

4. ¡Eso es todo! Puedes usarlas para armar un bowl con arroz y vegetales como lo hice yo, ponerles un poquito de queso crema por encima o usarlas como pasabocas o con una salsa de tomates. 

A lo largo de mi vida he oído muchas historias de terror. De esas que se cuentan en fincas a la media noche y que no dejan dormir. La de la persona que oyó que le golpeaban la ventana de su cuarto y vive en un piso 16 o la del aseador de un hospital que todas las noches ve a una niña caminando por los pasillos; pero sin duda la más escalofriante de todas es la del estudiante de gastronomía que tenía que preparar un soufflé esponjoso para su parcial de huevos y se le desinfló por completo al sacarlo del horno. Fue tan aterrador este relato que esa noche me pasé a la cama de mis papás (y ya tenía 35 años). Y como ese susto no te lo deseo así me debas plata, hoy quiero contarte cómo preparar un soufflé de champiñones y espinaca que queda como para saltar sobre el y no del miedo.

Para 4 miedosos

1. lleva una sartén grande al fuego, agrega una cucharada de aceite y una de mantequilla. Cuando estén calientes pon a dorar media cebolla cabezona finamente picada, un diente de ajo picado y 1 taza de champiñones cortados en láminas. Cuando tomen color agrega 1 taza de hojas de espinaca partidas en trozos, deja cocinar por un minuto.

2. Agrega sal al gusto, pimienta, tomillo, espolvorea una cucharada de fécula de maíz sobre el salteado y mezcla bien. Baja el fuego, agrega 3/4 de taza de leche, revuelve y deja que espese ligeramente. Retira del fuego y deja enfriar a temperatura ambiente.

3. Mientras tanto separa dos yemas y dos claras de huevo. Bate las claras de huevo a punto de nieve (ten cuidado de que a estas no le quede ni un puntico de yema porque no te van a subir).

4. Por otro lado bate las yemas y agrégala al salteado ya frío junto con dos cucharadas de queso parmesano rallado.

5. Agrega las claras batidas a punto de nieve a la mezcla y revuelve con movimiento envolventes, con suavidad, sin hacer fuerza ¡Ahí está la clave! no queremos que se escape el aire de las claras.

6. Divide la mezcla en 4 moldes para horno o ramekines y lleva al horno durante 30 minutos a 180 C. Pasado este tiempo, apaga el horno y deja los moldes durante 10 minutos más. Así no se bajará rápido el souffle y tendrá mejor consistencia. 

Recuerdo el día de mi confirmación. Esperaba ese día con ansias pues en la preparación nos habían dicho que ese día nos otorgarían un "don especial" y de alguna extraña manera mi cabeza interpretó eso como si yo fuera a recibir un súper poder, que al salir de la iglesia iba a poder leer la mente de las personas o traspasar paredes. Como te podrás imaginar no me convertí en uno de Los Increíbles y hasta el día de hoy no muevo sillas apretando la frente, pero lo que sí te puedo asegurar es que fui premiada con dos poderes realmente asombrosos: 
Uno, mi capacidad extraordinaria de no demorarme nada arreglándome (muy valorada por novios y esposos) y dos, la fantástica rapidez con la que preparo la mayoría de mis almuerzos. Y es que a mi no me gusta demorarme mucho en las comidas del día a día. Me gustan las cosas prácticas, rápidas, fáciles y muy ricas, tal como este pescado con salsa cremosa de espinacas y pimentón que puedes hacer en 10 minutos. Y como no sé por qué intuyo que a ti también te gusta descomplicarte la vida o porque a lo mejor sí puedo leer la mente, acá va la receta:

Para 2 súper poderosos

1. en un sartén mediana con 1 cucharada de aceite y 1 cucharada de mantequilla, pon a dorar medio pimentón rojo picado en cuadritos y dos dientes de ajo finamente picados. Cuando tomen color agrega 2 tazas de hojas de espinaca limpia en trozos grandes, saltea un par de minutos, agrega un poquito de sal y pimienta al gusto, algún fruto seco como nueces, almendras o maní (yo usé unos piñones que tenía) y 1 cucharada generosa de queso crema. Mezcla bien y reserva.

2. Aparte en otra sartén agrega 1 cucharada de aceite y 1 cucharada de mantequilla y cuando esté bien caliente pon a dorar por ambos lados dos filetes de pescado blanco. Con la ayuda de una cucharita ve bañándolos con la mantequilla derretida que queda en la sartén y salpimentea. 

3. Sirve cada filete sobre una cama de la salsa, acompaña con unos cascos de limón y eso es todo.

Imagínate esta situación: un día llegas a la casa y tu novio/esposo está vestido de bombero. Algún día le dijiste que esa era tu fantasía y el hombre se esforzó para darte gusto. Como esa vez te dio mucha emoción, él decidió disfrazarse de bombero todos los benditos días de su vida, y como era de esperarse, ese machote con casco y manguera de Cachivaches, apagó toda llamarada. Pues bien, lo mismo pasa con la comida. Si algo te sale bien lo repites hasta el cansancio hasta que alguien te dice: ¿oooooootra vez huevos con maíz para el desayuno? 
Por eso, antes de que a tu paladar y al de los tuyos se les acabe la magia, hoy te traigo una idea para innovar en el desayuno que hará que todas tus fantasías se hagan realidad. 

Mug Cake de uchuvas para 1 alérgico a la monotonía:

1. En un recipiente mezcla: cuatro cucharadas de harina de trigo (yo usé harina de almendras o de coco. En ese caso usa 5 cucharadas), 1/4 de cucharadita de polvo de hornear, 2 1/2 cucharadas de panela rallada o azúcar, 1/2 cucharadita de esencia de vainilla, 3 cucharadas de leche (yo usé de almendras pero puedes usar la que más te guste), 1 huevo, 1 cucharada de aceite vegetal y 10 uchuvas (también puedes usar arándanos, fresa o mango picadito).

2. Pon la mezcla en un mug que puedas meter al horno microondas, procurando que no quede más lleno de la mitad. 

3. Deja que se cocine durante tres minutos en potencia alta. ¡Y ya está! Decora con uchuvas, espolvoréale un poco de canela en polvo y agrega un poco de miel al servir. 

Hay ensaladas que yo llamo las "Steve Jobs". Todos los días se visten igual. El jean viene siendo la lechuga, el busito negro cuello tortuga el tomate, los tenis la cebolla y las gafas el mismo aderezo de aceite con vinagre. Es un tema práctico, eso nos queda claro, pero también creo que es el responsable de que muchos no sean muy fanáticos de este rico plato y por eso nunca lo consideren ni como plato principal o prefieran obviarlo dentro de su menú diario.
Yo, que soy un poco más Chiara Ferragni en ese sentido, las adoro porque me encanta probar combinaciones y diferentes vinagretas y aderezos. Para la muestra esta ensalada de camarones, mango y cous cous que está maravillosa y llena de sabor.

Para 4 conejos arriesgados

1. pasa por harina de trigo una taza de camarones limpios (también puedes usar trozos de pollo), luego por 1 huevo batido condimentado con sal, pimienta y un poquito de comino y luego por panko (ralladura de pan japonés que ya se consigue fácilmente en los supermercados) o por miga de pan. Luego dora los trozos hasta que estén cocidos.

2. Pon a calentar medio pocillo de agua, agrégale un poco de sal y un tris de aceite y luego añade media taza de cous cous. Revuelve, tapa por cinco minutos y ya está.
También puedes usar quinua ya cocida.

3. Corta un mango en media lunas y pon las rodajas sobre una parrilla, grill o sartén, deja que se doren y reserva.

4. Para la vinagreta exprime media naranja, agrega 1 cucharadita de jengibre fresco rallado, dos cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharadita de vinagre balsámico, 1 cucharadita de miel y sal y pimienta al gusto. Mezcla bien.

5. Ahora arma tu ensalada con mezcla de lechugas limpias, espolvorea el cous cous o la quinua cocida, agrega los camarones dorados, el mango parrillado, trocitos de aguacate y maní. Para terminar agrega la vinagreta justo antes de servir.

Tengo idenficados con claridad los dos momentos en los que he sentido más afán en la vida:
El día que iba manejando, estaba a 20 cuadras de mi casa, en pico y placa en medio de un trancón monumental y el que acabo de experimentar hace unos momentos cuando estaba tomando la foto de este encocado de camarones con puré de plátano.
Olía tan increíble y se veían tan rico como en efecto sabía, que no veía la hora de acabar con mi sesión fotográfica para devorármelo en minutos, como también en efecto, sucedió.
La receta es muy sencilla y no me extiendo más escribiendo porque me queda una gotica y sí, de nuevo tengo afán.

Para dos apurados

1. En una olla con agua fría, pon a cocinar 1 plátano bien maduro cortado en trozos y con su cáscara hasta que cada tronquito esté blandito. Retira los troncos del agua, quítales la cáscara y aplástalos con un tenedor. Agrega sal y pimienta al gusto y 1 cucharada de mantequilla o crema de leche. Mezcla bien y ya tienes el puré.

2. en una sartén con un poco de aceite pon a dorar 1 taza de camarones limpios, durante aproximadamente 3 minutos. Retíralos de la sartén y resérvalos.

3. En la misma sartén y con otro poquito de aceite (yo usé de coco) pon a dorar un tomate maduro cortado en cuartos, 2 tallos de cebolla larga cortada en trozos, media cebolla morada cortada en trozos irregulares y 1 diente de ajo.

4. Cuando tomen color retíralos de la sartén y licúalos sin nada de agua. Lleva de nuevo esta salsa al fuego en la misma sartén, agrégale dos cucharadas generosas de crema de coco sin dulce, condimenta con 1/2 cucharadita de comino, sal, pimienta blanca, salsa picante al gusto (yo usé Sriracha pero usa la que te guste u omítela). Revuelve bien, agrega los camarones y deja cocinar durante un par de minutos.

5. En un recipiente que puedas meter al horno, pon una cama de puré, los camarones encocados por encima, queso mozzarella y gratínalos.

6. Sirve caliente con un poco de cilantro espolvoreado por encima y acompaña con aguacate.