Este sábado 2 de sep clase de cocina presencial. Aprende 5 deliciosos menús para desayuno y almuerzo. ¡Pocos cupos! https://t.co/f1zleMGci1
Mi vida está llena de libreticas reales e imaginarias llenas de listas de pendientes y planes por hacer. En una de ellas tengo anotado los lugares que quisiera visitar y nunca fui tan consciente hasta hoy de los muchos que a lo mejor se me van a quedar por fuera porque no han tenido ese reflector encima que tienen otros destinos.
Por suerte llegan oportunidades a tu vida que te mueven la carretera con la misma facilidad que uno podía hacerlo cuando modificaba una pista de carritos, y te muestran que no, que hay cosas por conocer que no formaban parte del plan.
Así fue como llegué a Denver, la capital del estado de Colorado en Estados Unidos. No era mi próxima parada pero qué fortuna que sucedió.
A pocos minutos de aterrizar en la ciudad con el récord de más días de sol al año (300 cuenta la leyenda) puedes percibir su energía vibrante.
Mi primera impresión sin que suene mal la comparación es como estar en medio de un Brooklyn más limpio y organizado.
La ciudad está llena de espacios creativos, con identidad propia, una arquitectura que aprovecha los viejos espacios y los transforma en ambientes llenos de personalidad.
Se siente en cada esquina, cada restaurante, cada tienda y sobre todo en cada una de las decenas de cervecerías artesanales que existen.
En Denver y en general en Colorado hay tantas y tan buenas cervecerías locales como tiendas de Don Chucho en Colombia. Más de 72.
Además de producir cervezas intensas en sabor y variedad son reconocidas por tener métodos de producción novedosos y autosostenibles.
Casi todas las fábricas son puntos de venta de gran diseño donde se pueden encontrar souvenirs y objetos representativos de la marca. Son además el punto de encuentro preferido por los lugareños que llegan todas las tardes después del trabajo con caras que no parecen que acabaran de salir de una jornada laboral.
Si el plan es salir a comer, ir de compras o tomarse algo relajado, Larimer Square con sus lucecitas románticas que cuelgan de sus postes es el lugar.
Es solo una cuadra pero está llena de sustancia. Así como puedes encontrarte con la más exquisita tienda de indumentaria ranchera o una sofisticada boutique para mascotas, también puedes toparte con un variado delicatesen, terrazas para empezar la noche con un trago ligero o una buena oferta de propuestas gastronómicas. Dale un vistazo aquí: http://www.larimersquare.com/
16th Street es por otro lado el punto más turístico de la ciudad.
Esta larga calle peatonal ofrece más de 42 cafés, 12 salas de cine, restaurantes, pubs y famosas tiendas por departamentos. La puedes recorrer a pie, en bici taxis conducidas por entusiastas pedalistas o gratis en el MallRide, un trencito que va por una calzada especial de la calle.
Pero hablemos de lo que más me gusta: la comida.
Como este viaje era parte de un programa llamado Sabor USA, tuve el privilegio de conocer de primera mano lo que se cocina, cría y cultiva en Colorado.
Como tal vez sepas, este estado es uno de los mayores productores de ganado vacuno en los Estados Unidos, principalmente Black Angus, de ahí que no sea extraño encontrar en las cartas de sus restaurantes más reconocidos cortes tan especiales como el USDA Prime Angus Rib Eye o el Angus New York Strip. Si una carne tiene el sello de calidad USDA Prime que lo otorga el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, significa que es una carne de una calidad superior, de gran marmóreo, es decir, la grasa intramuscular que aporta todo el sabor, que la res se ha alimentado en campos óptimos con hierba de buena calidad y que tiene la edad adecuada para garantizar la terneza y la madurez de la carne, mejor dicho, no es una carne cualquiera.
Pero no todo son vaquitas. Gran parte de los restaurantes que conocí son dignos representantes del hoy famoso concepto “farm-to-table”. ¿Eso qué quiere decir?
Que trabajan de la mano con los proveedores y agricultores locales eliminando prácticamente la red de distribución y de esta manera poder trabajar y ofrecer en sus restaurante productos frescos, recién recolectados y con buenas prácticas de cultivo, al tiempo que ayudan a generar empleo en la región.
El resultado son platos vistosos, nutritivos, simples en elaboración pero complejos en sabor. Es fácil sentir que uno está sentado en la mesa de su casa o al menos esa fue la sensación que me quedó después de visitar varios lugares como el Rancho Houston donde pude probrar un auténtico BBQ con jugosos New York steaks, espinacas con crema, biscuits recién horneados, maíz y ensalada fresca.
O después de recorrer el famoso restaurante The Forth donde pude probar lo que los indígenas y aún hoy en la zona, se considera un “manjar de Dioses”: criadillas de búfalo apanadas (Rocky mountain oysters), tuétano de búfalo (marrow, el favorito de Julia Child quien visitaba este lugar), salchicha de búfalo, lengua de búfalo y jalapeños rellenos de mantequilla de maní y chutney de mango. Toda una extravagancia que valía la pena probar.
Creo que podría quedarme horas enteras contando la experiencia mientras recuerdo cada sabor, cada textura y la calidez de la gente en Colorado.
No va a ser fácil olvidarse de todas las sorpresas que uno se puede llevar cuando decide salirse de la ruta.
Si tu también quieres dejar que la vida te sorprenda, Denver es un buen lugar para empezar.
Pronto te contaré un poco más sobre este increíble destino.