Me imagino que te ha pasado que llega un momento en el mes en el que la nevera parece una colcha de retazos. Hay una que otra cosita pero pareciera que no lo suficiente para preparar una comida completa: media pechuga de pollo, media cebolla, unos champiñones que sobraron, ¡medio de todo!

No parece haber muchas esperanzas de almuerzo cuando de pronto aparece la idea.

Pocos momentos me hacen sentir tan orgullosa, como los días en los que logro crear almuerzos o comidas de la nada. Me pasó en estos días y no pude evitar sentirme feliz de que la creatividad sea parte importante de mi cocina.

Esta es la historia de lo que logré preparar con algunas cosas que encontré en mi casa y que sirvieron para preparar dos generosas porciones.

¿Qué necesitas?

½ pechuga de pollo (tenía una solita, abandonada en el congelador)

6 láminas de lasaña (¿No te pasa que haces lasaña y te sobran unas láminas? ¡No las botes!)

3 champiñones en láminas (aunque puede ser otro vegetal que tengas a la mano)

1 taza grande espinacas (me sobraron de una ensalada)

½ cebolla cabezona picadita (por alguna razón siempre hay media cebolla cabezona)

2 cucharadas de harina

2 tazas de leche

sal y pimienta al gusto

Queso parmesano (nunca falta en mi casa)

Preparación

Pon a cocinar las láminas de lasaña en abundante agua hasta que estén blanditas pero no demasiado. Cuando estén listas, escurre un poco del agua en la que se cocinaron, ponles un poco de agua fría y un chorrito de aceite para conservarlas bien sin que se peguen hasta que las usemos.

Mientras tanto, pon a cocinar el pollo en agua con sal y si tienes alguna hierba que te guste como orégano o tomillo.

Cuando el pollo esté listo, con la carne blanca, retírala de la olla, deja que se enfríe y desmenúzala con las manos.

En la olla en la que cocinaste el pollo sin agua, pon a dorar la cebolla cabezona, añade las espinacas, los champiñones, deja que se dore todo y agrega 1 ¾ de la taza de leche.

Disuelve en el cuarto de leche que quedó las 2 cucharadas de harina y agrégalo a la mezcla anterior. Condimenta con sal y pimienta y deja que espese.

Añade la pechuga y revuelve.

En una refractaria pequeña empieza a poner una lámina de lasaña, una cucharada grande de la salsa y enrolla formando un canelón. Repite el procedimiento con las otras láminas de lasaña poniéndolas una al lado de la otra. Termina poniendo lo que quedó de la salsa por encima de todos los canelones, queso parmesano y llévalo a gratinar hasta que el queso se dore.

Eso es todo.

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